diciembre 17, 2009

La mente de langosta

Hay un artículo que me enviaron un día y que me gusto por la forma como presentan el tema de gente que sólo está quejándose porque paso algo bueno o algo malo y no ve la parte constructiva de la vida, y por eso quiero compartirla con ustedes para que nos autoanalizemos y nos enfrentemos nosotros mismos y saquemos esta "mente de langosta" que tenemos en algún momento. Aquí el artículo llamado "La mente de Langosta":

Gente tóxica - Bernardo Stamateas
"La mente de langosta" nunca conquista nada. Si llueve se molestan, si sale el sol también, si los saludaron de mala gana se enojan, si los saludas amablemente, se fastidian. El tema es quejarse, encontrar un motivo para pensar que el mundo está en contra de ellos y que nadie es capaz de entenderlos.

Existen personas que lo primero que hacen es quejarse. La queja es un lamento, una demanda, un reproche, una desazón, un disgusto, un reclamo permanente que lo único que logra es alejarte de la mejor gente. ¿A quién le gusta estar cerca de personas que siempre están dispuestas a encontrarle "la quinta pata al gato?"

"Si tiene remedio, ¿por qué te quejas? Si no tiene remedio, ¿por qué te quejas?" (Proverbio oriental )

¿Tienes mente de langosta? Veamos:
• ¿Te quejas a menudo?
• ¿Tienes problemas con muchas personas?
• ¿Ves las cosas grandes como difíciles de lograr?
Si contestaste a una de estas preguntas con un "sí", es que tienes mente de langosta.

La queja sólo produce insatisfacción, siempre mostrará descontento, resentimiento, disgusto; refleja una emoción encapsulada que termina enfermando no sólo tus pensamientos, sino también tu cuerpo. Muchas personas hacen de la queja un hábito, una forma de vida, pensando que si se siguen quejando, el problema desaparecerá; creen que a través de la demanda continua el conflicto va a ser solucionado, o que quizás, otro ser humano bondadoso se apiadará de su situación y solucionará su problema.

Los quejosos son seres tóxicos para sí mismos y para los que están a su alrededor.

noviembre 24, 2009

La Razón Real que los Niños (y Adultos) odian a la Madrastra, Parte 2

La verdad acerca de por qué no pueden estar con la madrastra
por Wednesday Martin, Ph.D.
Psychology Today
October 19, 2009

En la Parte 1 de esta serie de dos partes, hablé de cómo, a pesar de la celeridad con la que culpamos a las madrastras y que las madrastras se culpan así mismas por menos, es a menudo más una cuestión de circunstancias fuera de su control que cojea sus intenciones. Saber la diferencia entre lo que puede y no puede cambiar puede ser un salvavidas para una mujer con hijastros. El re-direccionamiento de la energía de intentar "arreglar" lo que es irreparable o de reparar lo que puede disminuir los sentimientos de una mujer a un resentimiento espectacular, que le permite centrar sus esfuerzos en su cooperación, su amistad, su trabajo y su salud física y mental. Una gran cantidad de investigaciones (véase mi libro, Stepmonster) demuestran que esta es la boya de su autoestima, proporcionándole el apoyo social necesario, su lucha por ser madrastra hasta el agotamiento, y de facilitar su disposición y capacidad para dejar la puerta abierta para desarrollar algo con sus hijos bajo la línea, en caso que estén listos para ello.

En la parte 1 consideré cómo algunos obstáculos comunes en la ruta de acceso a relaciones fáciles entre la madrastra y los hijastros complican la prevaleciente y simplista suposición de que todas las madrastras necesitan de una actitud positiva y mucho amor para "hacer que todo funcione." La otra cara de esta fórmula, por supuesto, es que si va sin problemas, está fallando de alguna manera. Sin embargo, no es una simple cuestión de buenas intenciones dada la realidad de la lealtad, y los ex-resentidos (sólo dos de los obstáculos descritos en la Parte 1). Una actitud positiva es importante, la vinculación con un sentido realista con los pies en la tierra es clave, ya que evitará que nuestro optimismo tome una espiral descendente hacia la frustración.

Otras dos cosas que las madrastras no puede cambiar, pero que no hay necesidad de capitular:
Irrazonables expectativas culturales.
Ser mujer y madrastra es objeto de algún bastante extraño, descomunal, y dañino prejuicio sobre la forma en que "debe ser" y lo que "debe cumplir" con sus hijastros. Estan a la espera para mezclar, para amar, para superarlo, para arreglarlo, a poner la otra mejilla indefinidamente, y para crear cercanía de daño, como los magos interpersonales. Muchos de nosotros internaliza estas expectativas y termina sintiéndose como fracasado - y lo mantiene en contra de nuestras parejas y sus hijos - cuando llegamos a la normal, pero muy difícil con los baches que hay en el camino. La presión a "mezclar" la familia es innecesaria, y dejemos a todos el permitir relajarse. Así que hay que dar el impulso a ser también una familia milagrosa y descansar en un consejero matrimonial. Hay personas que lo hacen para ganarse la vida, usted sabe - encontrar uno a través del National Stepfamily Resource Center (Centro Nacional de Recursos para Padrastros y Hermanastros) si usted lo necesita!

Estereotipos.
La Dra. Elizabeth Church, una madrastra e investigadora de familia reconstituida, encontró que los estereotipos de maldad de las mujeres con hijastros se confunde con demasiada frecuencia - y funciona como una mordaza muy eficaz para comenzar. El miedo de ser percibido como un mal cliché, escribe la doctora, a veces se dobla hacia atrás en nuestro intento de ser siempre amables y siempre amantes, aun cuando los hijastros de cualquier edad se están cambiando a su peor y más provocativo comportamiento. El cual sólo se alimenta del síndrome "lo hago y lo hago por ellos", en el que se muerde los labios, con una sensación de poco apreciado, mientras que nuestro resentimiento a sus hijos se dispara. Hablando con otras mujeres con hijastros y sus pareja (ver mi libro en " fórmulas de comunicación eficaces para temas pesados de la Dra. Patricia Papernow") se puede cortar este problema de raíz. Entonces, ¿puede dejar que sus hijos sepan cuando se ha roto alguna regla, violado una frontera, o herido tus sentimientos?. Puede ser que no reaccionen como ángeles, cada vez, pero si esta calmado, civilizado, y justo a ti como a ellos les dices lo restregó por el camino equivocado, es probable que se sienta mejor de lo que se sostenga en ebullición y, o de "acusar" a su pareja. Y los niños (o hijastros adultos) sólo puede tener una idea: que usted está ahí para ellos, pero también los espera devuelta dentro de lo razonable. Recuerde que resentir su papel no te convierte en malo - te hace normal, y puede pasar.

¿Qué hay de los obstáculos discutidos en la parte anterior, incluyendo la union leal creado por la mamá, el sentimiento del hijastro amenazado por usted, los intrusos y el enojo de la ex, y una historia de padres permisivos? Es frustrante, más allá de la descripción, que las mujeres que entrevisté me lo digan, heredando hijastros niños o adultos cuyas acciones nos afectan, pero cuyas personalidades y conductas no hemos tenido ocasión de moldear.

Así que cuando le dan tiempo los niños de cualquier edad de estar a solas con el papá, vaya a buscarse un masaje, un pedicure, tomar una copa con los amigos – haga lo que sea realmente agradable para usted. Lo que hará disminuir la sensación de ser un padre cerdo, mientras se da un intervalo para meditar y relajarte para soltando el sentido de que de alguna manera están obligados a cambiar las cosas que no puedes. En última instancia, este descubrimiento puede dar grandes pagos: menos resentimiento de los niños que te molestan, más puntos en común con su pareja.

La Razón Real que los Niños (y Adultos) odian a la Madrastra

¿Por qué no debemos culpar a la madrastra, cuando los niños la rechazan?
por Wednesday Martin, Ph.D.
Psychology Today
October 12, 2009



Echar la culpa a Mama

Esto resume cómo muchas mujeres con hijastros que entrevisté para mi libro “Stepmonster”, se sentían sobre el papel de madrastra. Ellas dijeron:
• "Los niños son hostiles y rechazan, no importa lo que hago. Sé que no es culpa suya. Pero es como si yo no tengo que tener sentimientos al respecto, y mucho menos hablar de ellos".
• "No puedo hacer nada bien - si compro un regalo, ellos piensan que estoy comprando su amor y si no lo hago, soy fría y sin amor."
• "Mi esposo no tiene muchas reglas - lo veo super estricto y si les pido que no coman con las manos!"
• "Su madre dice cosas desagradables de mí y llama cada media hora mientras están aquí. Así que es difícil establecer una relación con ellos".

Estas mujeres no eran lloronas - la mayoría había estado tratando de conseguir el derecho de ser madastra durante años, y todo comienza con los viajes empeñados en forjar una gran relación con sus hijos, cuando fuera necesario.

Pero es cierto que hay fuerzas externas, la mayor parte fuera del control de la madrastra, que pueden poner en peligro sus buenas intenciones y los mejores esfuerzos con sus hijos. Estos factores incluyen la lealtad, los celos y el resentimiento del niño, el factor Ex, los padres permisivos, las expectativas culturales sobre las mujeres y los niños, y un fenómeno llamado conflicto de poderes.

A pesar de tales obstáculos, existe la noción generalizada de que "Si ella es buena, ellos trataran de calentarse con ella." "Recuerda", recomendó un "experto" en un artículo en línea, "usted recibirá a lo que da. Manténgalos amados".

En esta fórmula, la única madrastra buena o con éxito es aquella que abraza a sus hijastros. Y he aquí por qué esta norma esta fuera de lugar - y por qué los niños de todas las edades realmente no le gustan las madrastras.

Unión a la Lealtad.
Muchos hijastros niños - y adultos - sospechan que el gusto por la madrastra sería una traición a la mamá. Así que hay que mantener su distancia - o algo peor. Y no hay nada que se pueda hacer al respecto. Sólo la mamá puede liberarlos de la tortura de obligar a la lealtad y allanar el camino a una sana relación entre la madrastra y el hijastro, diciendo: "Me gustaría que Jenny me diera una oportunidad. No me voy a molestar". Muy a menudo, no se da ese permiso.

Cuando hay un lazo de lealtad, no hay nada peor que la madrastra flexionada hacia atrás para ganarse más a los niños. Los Dres. Larry Ganong y Marilyn Coleman encontraron que los hijastros e hijos adoptivos adultos rechazan a la madrastra especialmente cálida y atractiva, como que si ella provocará los sentimientos tremendamente conflictivos.

Posesividad y celos.
Los niños pueden estar muy cerca de sus padres después del divorcio, y acostumbrados a que mamá y papá sean "todos para mí". Los hijos adultos pueden desarrollar una intensa, relación como pareja con un sólo padre, haciendo difícil la adaptación a un padrastro o madrastra. Con una niña preadolescente o adolescente, la posesividad y los celos se plantea como un problema aún mayor, es lo que encontro el psicólogo Mavis Hetherington. En su estudio longitudinal en Virginia sobre familias que se divorciaron y volvieron a casarse, las niñas preadolescentes y adolescentes, describen especialmente a los padrastros como unos intrusos en su mundo y un obstáculo para la intimidad con mamá o papá. Una madrastra puede encontrar resistencia particularmente feroz de una adolescente, tanto porque está cerca de su padre, y porque las adolescentes tienden a modelar los sentimientos y actitudes de sus madres.

El Factor Ex.
Si bien hay excepciones, un ex-mujer en general, plantea más desafíos para la relación madrastra / hijastro que un ex-marido, encontrado por Constance Ahrons, Anne C. Bernstein, y Mavis Hetherington, expertos en familia reconstituida. ¿Por qué? La mamá es más probable que sea el padre primario, y siempre tiene una agenda cargada de lo que ocurre en casa de la ex. Cuanto más fuerte es la agenda de la ex, los investigadores encontraron, que es más la participación en ambos hogares - y más las oportunidades de conflicto. Y las situaciones de alto conflicto entre las dos familias vinculadas conduce a un mayor resentimiento del padrastro o de la madrastra, que se sienten más fungibles y menos queridos por el padre de los niños. Además, Hetherington consideró que las mujeres sienten más ira, y por más tiempo, que los ex-maridos. Los hijastros recogen estos sentimientos - y con frecuencia actúan en nombre de la mamá. Traducción: la madrastra pierde este sorteo por razones de género.

Padres permisivos.
La investigación muestra que los niños hacen mejor la crianza con padres con autoridad - altos niveles de afecto y altos niveles de control. Pero en el post-divorcio, con frecuencia prevalecen los padres permisivos (alto afecto, bajo control). ¿Por qué? La mamá es probable que tenga la custodia principal, y si ella es única, puede significar que tenga un montón de trabajo y le lleve al estrés. Ella podría dejar ir las cosas pequeñas - y luego las cosas no tan pequeñas. Los probables temores del papá si se molesta su ex o los niños no se ven mucho, pero sí se siente culpable de que los niños se fueron por culpa del divorcio. Y por eso, nace un "Papá ‘Sí’ Siempre". En el contexto de la paternidad permisiva, las expectativas normales de la madrastra acerca de las costumbres, la programación y el respeto pueden parecer draconianas, rígidas, y "desleales". Y los niños con padres permisivos, comprensiblemente, no tiene mucho sentido que estén equivocados de ser descorteses a una aparente desechable y "extralimitación" (en su opinión) del padrastro o la madrastra. Se convierte en garrapata de madrastra, que luego parece aún menos agradable y divertida para sus hijastros.

La próxima vez: Cómo los conflictos de poderes, las expectativas culturales y los estereotipos van contra la bien intencionada madrastras. Y algunos consejos para tratar con ellos.

septiembre 15, 2009

Madrastras en Peligro

Ser madrastra es a menudo más difícil que ser padrastro.
by Dr Joshua Coleman

Los estudios muestran que las madrastras son mucho más propensas a ser demonizadas por los niños que los padrastros. ¿Por qué sería este el caso? Esto es porque los maridos suelen esperar que sus nuevas esposas establezcan el orden en el hogar y esto puede ser resentido por los niños. El investigador Mavis Hetherington escribe en "For Better or Worse; Divorce Reconsidered" [Para mejor o peor, el divorcio reconsiderado], “se espera que las madrastras crien a los niños que ya son niños difíciles y sospechosos... En la mayoría de nuestras familias reconstituidas, una demonización real de la madrastra ocurre con frecuencia. Los padrastros rara vez encuentran este tipo de problemas.... La madrastras han sido capaz de crear al menos una cercanía y buena voluntad con sus hijastros, con menos del 20% de los jóvenes diciendo que se sienten cerca a sus madrastras".

Además, las madrastras son más propensos que los padrastros a sentirse deprimidos por la experiencia de ser padrastros. Esto es probablemente por la misma razón de que las madres se sienten más estresadas en cualquier matrimonio, ellas son típicamente más preocupadas, culpables, y participan en la vida de quienes las rodean. Por ejemplo, una madrastra estará mucho más estresada si cree que su nuevo marido está descuidando a sus hijos, sobre todo si no tiene el permiso del niño o del padre de los padres. Ella puede estar atrapada en un callejón sin salida con toda la culpa y sin gratificación. En mucho de los casos, esto puede significar que ella hará todo el trabajo, pero no recibirá nada de gratitud. Además, los hijastros pueden sentirse culpables hacia sus madres biológicas por aceptar la crianza de los hijos y así resistir a los esfuerzos o cuidados de la madrastra.

Estrategias para la convivencia en una familia reconstituida:
  • Asumir que se necesitará tiempo para adaptarse a los nuevos roles y expectativas de ser una madrastra.
  • Si usted es el padrastro o la madrastra, tratar de construir una relación con los hijastros en forma lenta y con el tiempo. No se mueva al papel de disciplina demasiado rápido. Su mejor papel puede ser el apoyo a los padres de los padres biológicos y ser un amigo o un asesor de los niños (en la medida que lo dejen). Trate de no personalizar su necesidad o deseo de no estar cerca de usted. Ellos no los eligieron a usted, sus padres lo hicieron. Incluso en el mejor de los casos, los hijos del divorcio pueden sentir un conflicto de lealtades.
  • Si usted es el padre biológico, trate de empatizar con su pareja acerca de la dificultad de su papel en la familia. Ser padre de niños con los que se está relacionando puede ser bastante difícil, y a veces es imposible con niños a los que no se está relacionando.
  • Los problemas con los hijastros no pueden ser inmediatamente debido a la conducta del padrastro o la madrastra o de los padres. Pueden ser una consecuencia de los problemas de temperamento en el mismo niño o a la respuesta del niño a los efectos del divorcio.
  • No critique a los padres de los niños que no están en el hogar o en frente de los niños. Esto hace que los niños tengan depresión, ansiedad, y con más probabilidad de tener problemas psicológicos.
  • Si estas cuestiones no parecen mejorar con el tiempo, buscar asesoría con un profesional que tenga experiencia en cuestiones de familia reconstituida.
Conceptos tomados de mi libro: El Matrimonio Maquillado: Encontrar la Felicidad en la Armonía Imperfecta (St Martin’s Press)

Traducido por Juan Boyer

Stepmothers in Distress
Stepmothering is often harder than stepfathering.
March 18, 2009, Depression
http://www.psychologytoday.com/blog/new-rules-stepfamilies/200903/stepmothers-in-distress

¿A quién le dices "La Monstruo"?

Las Madrastras son una tribu secreta, porque son juzgadas duramente.
Por Wednesday Martin, Ph.D.

En los últimos cuatro años, investigué y escribí mi libro “Stepmonster” [La Monstruo], y también discutí con todos los involucrados en su producción sobre el título. Mi agente, cuyo esposo tuvo una madrastra, dijo que era "demasiado miedoso". La editora de adquisiciones, una hijastra de por sí, estuvo de acuerdo que el título era "provocativo", y no en el buen sentido de la palabra. En los meses inmediatos antes de la publicación, la gente de RR.PP. y marketing decidieron cambiar el título por algo más vendible, como "Stepmothering" [La Madrastra].

Algunas personas no entienden la ironía. O la realidad de las madrastras. Obstinadamente me centre a "Stepmonster" [La Monstruo] porque la verdad es que la madrastra se asocia a una mujer emparejada o casada con un hombre que tiene hijos de una relación anterior con quienes lucha. Y gran parte de esta lucha ha sido por el concepto de mismo de madrastra.

Puede que se refiera a sí misma en una amarga broma como “la monstruo” después de sentir-y-ser excluido por el marido y sus hijos, sintiendo el fogonazo del miedo de que su hijastros podrían llamarla "monstruo" si es que ella se lo confirma a sí misma en su propia casa; preguntándose si su pareja la considera así cuando se las arregla para decirle que ella preferiría no ver a sus hijos este fin de semana; entrando a fuego lento en la ansiedad porque siente que "debería" amar a los niños que le son hostiles y la rechazo a ella durante meses o años, o experimentado la incómoda sensación de ser juzgada más duramente por los suegros, otros parientes y los maestros de la escuela de los niños, incluso con sus propios amigos, una vez que ella venga a habitar el extraño y alienante papel de la madrastra.

Las madrastras son juzgadas por sus hijastros y por el mundo entero, mucho más que a los padrastros, lo dicen los investigadores de familia reconstituida incluyendo a Constanza Ahrons, Mavis Hetherington, y James Bray. Y, probablemente, van por un largo camino hacia la explicación de por qué ellas son una tribu altamente secreta, donde la confianza se tiene que ganar y las revelaciones no llegan rápida o fácilmente. ¿Y por qué?, una vez que lo hacen, prevalece el humor negro y los chistes satiros.

"He oído que estás escribiendo un libro llamado Stepmonster [La Monstruo]. Definitivamente soy una de esas," me escribió una mujer. Una psiquiatra que ha dedicado una gran cantidad de tiempo y energía en ayudar a su hijastra, una niña que ocasionalmente está enfadada y alienante con serios retrasos en el aprendizaje y desarrollo, la Dra. D. no tenía nada de malo. Y, sin embargo, porque ella a veces sentía a la ex de su marido y la hija del marido, aseguraba que era la monstruo. Otras mujeres que entrevisté hablamos típicamente de grandes cosas acerca de cómo eran los niños con sus parejas durante una media hora antes de permitir que sepan la verdad: ser una madrastra fue duro, y no siempre satisfactorio, me dijeron, y el resultado, incluso a largo plazo, a menudo no era lo que ellas habían esperado.

Pero las más afortunadas descubrieron que podían tener relaciones imperfectas pero suficientemente buenas con los niños y llegar a un próspero y satisfactorio matrimonio. Esta constatación parece depender del grado de aceptación que tienen ellas mismas al encarar el juicio y rechazo de las madrastras. Y una vez que se contrarreste esta necesidad de aprobación de los que no tienen idea de lo que son las mujeres con hijastros, y también de cómo se refirieren ellas mismas, lo veran con un ojo astuto, como "la monstruo".

Sabemos mucho acerca de cómo el volverse a casar con niños afecta a los propios niños, y en los tres estudios longitudinales más recientes sobre familias reconstituidas se han centrado en las familias del padrastro. La realidad de la madrastra, un nuevo matrimonio con niños desde el punto de vista de la madrastra, es la pieza del rompecabezas que falta actualmente. Durante las próximas semanas y meses, voy a publicar aquí acerca de la realidad madrastra. No nuestras fantasías colectivas sobre quiénes son las madrastras, ya sea egoísta, cruel o “las monstruos” abnegadas, o como se impulsan a las mártires, no nuestras ideas de cómo debe sentirse madrastras, o cómo deben actuar. En lugar de charlas, seran recetas simples para el éxito, y las acciones de cesación que pone la felicidad de los hijos del marido antes de la suya, las mujeres con hijastros merecen compasión, no mirar el juicio de las circunstancias y también algunos consejos acerca de cómo navegar con ellos. Espero que, los hijastros adultos, y los hombres que las hicieron madrastras los encuentren aquí.

Traducido por Juan Boyer

Who You Callin' Stepmonster?
Stepmothers are a secretive tribe, because they're judged so harshly
September 15, 2009, Gender
http://www.psychologytoday.com/blog/stepmonster/200909/who-you-callin-stepmonster

marzo 23, 2009

El Trabajo comienza en casa

por: Susana Jimenez

A consultarme llegan generalmente madres con hijos que tienen problemas en el colegio. La escuela esta convirtiéndose en un lugar en el cual los docentes se enfrentan a una nueva generación de niños, con sistemas educativos obsoletos, inexperiencia, desconocimiento, falta de recursos y otros muchos factores en contra que podríamos seguir enumerando.

Ante tal situación los docentes piden a los padres una solución para la permanencia del pequeño en sus aulas. Algunas de estas soluciones, como las terapias psicológicas, la ingesta de medicamentos o las terapias alternativas, intentan hacer del pequeño Índigo un niño normal.

Es un hecho que los sistemas educativos en este momento no son los más idóneos, además existen dos inconvenientes más para poder brindar al niño una escuela adecuada. Las escuelas con técnicas alternativas de aprendizaje son escasas y las colegiaturas son altas, muy por encima de lo que una persona de clase media, y ya no digamos baja, puede pagar.

¿Pero será realmente el colegio la causa de los conflictos? O estos se originan en otro lado?

Además de madre, soy terapeuta y a través de mi propia experiencia como hija (Índigo adulta) he observado como la dinámica familiar contribuye al desequilibrio emocional del pequeño mismo, que se extiende a otros ámbitos.

Un niño, con padres intolerantes que le gritan y se gritan todo el tiempo, tendrá problemas de falta de atención pues pretende cerrar su mente ante estas situaciones desagradables de su entorno. Si agregamos a este ambiente el maltrato físico, llámese bofetada o golpiza, el niño liberara la frustración y la rabia con otros: hermanos, amigos o compañeros de colegio.

En el entorno de un niño hiperactivo no hay tiempo para él, sus padres siempre están corriendo; la paciencia para detenerse a preguntar por sus necesidades no existe.

Relatare mi propia experiencia para ejemplificar lo anterior.

Llegue al mundo en una familia con un padre militar estricto y autoritario, una madre sumisa obedeciendo ordenes, pero ella también tenía a sus subalternos, en este caso mis hermanos y yo. Nos aplicaba castigos verbales o físicos si no seguíamos sus instrucciones.

En este ambiente comencé el jardín de niños, me divertía el trabajo, pero no soportaba los gritos de la maestra pues era muy poco tolerante para instruir párvulos; yo soñaba con la maestra de otro grupo, dulce y sonriente.

Aquí comenzaron los problemas de falta de atención, pues cuando la maestra enseñaba algo poco divertido o regañaba yo pensaba en otras cosas para evadirme, esto lo hacia muy bien pues lo practicaba casi a diario en casa. Al llegar a la escuela primaria mi madre comenzó a recibir reportes, pues yo platicaba mucho en clase. Se intento cambiarme de compañero de banca sin tener éxito, por ahí alguna maestra lo atribuyo a mi ritmo de aprendizaje al parecer más rápido de lo normal.

Un incidente doloroso fue cuando en 4° Grado se nos pidió leyéramos algo sobre gramática; al terminar, debíamos contestar el cuestionario de la lección. La materia no era de mis preferidas, por lo que busque las respuestas ayudada por mi intuición sin leer todo; como es de suponerse termine el trabajo en muy poco tiempo, lo entregue a la maestra y para mi sorpresa ella afirmo que yo debí tener las respuestas con anterioridad; seguramente las había resuelto en mi casa.

Me negué rotundamente; esto produjo su enojo. Además de acusarme de mentirosa y de querer sorprenderla, me exhibió delante de mis compañeros dejándome parada viendo a la pared hasta después del recreo. Con el tiempo aprendí a postergar las cosas, el mensaje ser el primero genera problemas me quedo bien grabado.

Siempre pensé en lo ridículo de escribir muchas veces las frases para aprenderlas. Para entonces descubrí que podía ver la televisión o escuchar música haciendo la tarea menos tediosa.

En mi trayectoria académica pasaron muchos maestros: unos con los cuales me aburría como ostra y otros que despertaron mi interés, como el de Bioquímica, quien no dejaba tomar notas en su clase, pero impartía su cátedra contándonos como las rutas metabólicas (nada sencillas) mantenían vivo nuestro organismo, y cada tema lo reforzaba con un caso de la vida real, para mi deleite.

Termine una carrera de formación netamente científica, haciendo uso de mi intuición la mayor parte del tiempo, algunas personas me preguntan como pude cursarla sin ser tan lógica. Buena pregunta. Nunca fui la de mejores notas, pero logre sobresalir entre muchos.

El maltrato hizo mella en mi carácter; en repetidas ocasiones al sentirme agredida respondía con rabia, asustándome incluso de tal reacción. Estos sentimientos reprimidos llegaron a emerger en el trato con mi hija. Me prometí una y otra vez no seguir los mismos patrones de mis padres. Sin embargo tuve que enfrentarme a una realidad dolorosa, había demasiados sentimientos negativos contenidos y cuando sentía la situación fuera de control comencé a pegarle a mi hija.

Mi forma de vida hasta hace poco era de muchos compromisos a la vez (hiperactividad); llegue a tener tres trabajos al mismo tiempo: dar terapia, tomar un curso, además de ser esposa y madre. Esto significaba para mí una forma de escapar de mis fantasmas, teniendo el día lleno de actividades no había espacio para los sentimientos negativos; o al menos eso creía pues en los momentos de crisis explotaban sin control.

Con esta dinámica familiar, mi hija se volvió agresiva, dominante, hacia tremendas pataletas si no se salía con la suya. No tenia amigas; la rechazaban pues ella quería imponer su voluntad. Cuando las cosas llegaron a este extremo comenzaron los reportes en el colegio, la maestra se quejaba de no poder controlarla, no quería hacer los trabajos, platicaba demasiado en clase y no quería jugar con otros niños.

Esto fue el detonante que me hizo reflexionar en buscar una solución no para mi hija sino para mi misma. Debía sacar de una vez y para siempre la basura emocional almacenada en mi interior. Entonces estuve en terapia psicológica, meditación, terapia de regresión a vidas pasadas, terapia floral. Luego de estas tres ultimas, me hice terapeuta.

El comportamiento de mi hija fue cambiando a la par del mio. A ella ahora no le gusta mucho hacer planas y planas, algunas veces se queja de la regañona de la maestra, pero con una madre más comprensiva y tolerante encontramos formas de solucionar estos pequeños inconvenientes.

He expuesto lo anterior a manera de reflexión pues como padres debemos entender la importancia de dar a nuestros hijos ambientes llenos de amor y comprensión. No significa ser permisivos. Se puede ser firme pero amoroso a la vez.

Debemos voltear a ver el pasado, para ahí detectar la forma como fuimos tratados en nuestra niñez. Si nos encontramos ante una infancia llena de abandono, falta de amor, maltrato emocional y/o físico, entonces aceptemos que hay trabajo por hacer.

Este es el punto de partida para ayudar a nuestros hijos en todos los obstáculos que se presentaran en su camino. Se habla repetidamente de que los Índigos vienen a cambiar la sociedad, y si la base más importante de ella es la familia, es ahí donde debe comenzar su trabajo.

Conozco varias familias de Índigos donde las madres comenzaron el trabajo con ellas mismas y poco a poco se fueron involucrando los padres.

El trabajo debe comenzar en casa y de ahí extenderse a otros ámbitos. Las siguientes sugerencias pueden ayudar a nuestros hijos en el colegio.

1. Conviértase en una experta en el tema Índigo, le aseguro hay mucha gente sobre todo madres dispuestas a escuchar, entre mas sean podrán hacer labor de convencimiento con los docentes.

2. Tenga mucha comunicación con la maestra del pequeño, pregúntele sobre la forma como el niño se comporta en clase. Recuerde que si esta teniendo problemas, algo en la dinámica familiar esta fallando.

3. Lleve a la directora del colegio información sobre los niños Índigos. Hoy en día la puede encontrar fácilmente a través de Internet (en este libro hay referencias de paginas Web). Sobre todo aquella especifica para docentes.

4. Platique con otras madres del colegio de su hijo, reúnanse, intercambien experiencias, compren libros que después pueden intercambiar. Pueden salir excelentes ideas para proponerlas a la maestra.

5. Intente a través de Internet contactar con personas involucradas en el tema Índigo, puede incluso encontrar gente con talleres muy económicos e incluso gratuitos, y luego póngalos en contacto con el colegio muchos docentes están dispuestos a escuchar nuevas alternativas.

6. Permita a su hijo ver la televisión o escuchar música mientras hace la tarea. Recuerde que tiene inteligencias múltiples, esto hará la labor menos tediosa.

7. El momento de hacer la tarea puede ser divertido si jugamos a la escuelita donde mamá es la maestra, y sus compañeros de clase son sus muñecos preferidos.

8. Cuando el pequeño no quiera hacer la tarea, platique sobre lo que ocurrirá en ambos casos y permítale asumir la responsabilidad de su elección.

9. Si el pequeño esta hiperactivo evite darle azúcar pues esto acelerara el metabolismo y tendrá mayor energía.

10. Cuando un niño sufre de falta de atención es fácil traerlo de vuelta tocándolo y mirándole a los ojos, aquí si están permitidos los dulces (pensemos que el cerebro consume una gran cantidad de glucosa, por eso la temperatura corporal baja).

11. Si el niño comienza a tornarse agresivo, envíelo a lavarse las manos si es posible la cara también con esto descenderá la temperatura elevada, cuando nos invada la ira.

12. Como último recurso si tiene la posibilidad de cambiar a su hijo de colegio hágalo. Involucre al pequeño en la elección, se lo agradecerá enormemente.

He dejado el cambio de colegio como ultima opción pues aun esta medida en un ambiente familiar inadecuado de poco o nada servirá. Es por esto que el trabajo debe comenzar en casa.

Para terminar, no es casualidad el haber traído al mundo a un niño Índigo; ya en nosotras existía la suficiente energía para albergar su vibración. Cada vez que su hijo enfrente problemas en cualquier ámbito recuerde su propia vibración Índigo, este consciente de ella o no.

Nota. En este artículo me refiero más a las madres, pues en la mayoría de los casos son ellas las que tienen mas contacto con los niños y son generalmente las buscadoras de ayuda.

Cómo lograr una Autoridad Positiva

por: Pablo Pascual Sorribas
Maestro licenciado en Historia y logopedagogia

Tener autoridad que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio¿cómo conseguirlo para tener autoridad?

En una de las primeras charlas que dí a un grupo de padres de un parvulario, una madre levantó la mano y me preguntó:
- ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
- Dígale que baje- le dije yo.
- Ya se lo digo pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
- ¿Cuántos años tiene el niño?- le pregunté.
- Tres años - afirmó ella.

Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. El padre simplemente asiente bien con un silencio cómplice bien afirmando con la cabeza porque el problema es de los dos evidentemente.

¿Qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño?
Actuaciones paternas y maternas a veces llenas de buena voluntad minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que después siente que ha perdido a su hijo adolescente no puede disfrutar de una buena calidad de vida por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos?
Antes de que siga leyendo quiero advertirle que posiblemente usted como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. No se preocupe por ello. No es un desastre. Es lo normal en cualquier persona que intenta educar TODOS LOS DIAS. Tiene su parte positiva. Quiere decir que intenta educarlo cual ya es mucho. En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que tras un periodo de reflexión los padres consideren en cada caso las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos y traten de ponerles remedio.

Estos son los principales errores que con más frecuencia debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

* La permisividad.
Es imposible educar sin intervenir. El niño cuando nace no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.

* Ceder después de decir no.
Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo piénselo bien porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro. En cambio el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde negocie con él qué programa y cuanto rato.

* El autoritarismo.
Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.

* Falta de coherencia.
Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana también.
Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos la madre le ha de apoyar y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".

* Gritar. Perder los estribos.
A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador poco mordedor. Al final para que el niño hiciera caso habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres, etc.

* No cumplir las promesas ni las amenazas.
El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir es posible. Un mes es imposible.

* No negociar.
No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.

* No escuchar.
Dodson dice en su libro "El arte de ser padres", que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.

* Exigir éxitos inmediatos.
Con frecuencia los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente"para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo una vez que sabemos lo que hemos de evitar algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren por un lado el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y por otro llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

* Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos formulados y compartidos por la pareja de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso a veces papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.

* Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno""pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo por ejemplo.

* Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.

* Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño como al adulto le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.

* Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes al contrario les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.

* Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.

* Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer y no lo hace actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.

* Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar porque los errores no son fracasos sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores que si son importantes en cualquier actuación humana en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.

Educar es estimar decía Alexander Galí. El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y por lo tanto superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas a corto plazo para los padres y para los hijos pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.

El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiadaen función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

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marzo 16, 2009

Cerrando círculos

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierde la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo?, ¿Se acabó la relación?, ¿Ya no vive más en esa casa?, ¿Debe irse de viaje?, ¿La amistad se acabó?... puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en rebobinar el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanos, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. NO. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted.
Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo. La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron ... ¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo! Si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo el desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque cuando usted vino a este mundo "llegó" sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente, se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero... cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la VIDA

febrero 10, 2009

Amar o Depender: la manera más sana de relacionarse

Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro. Equivocadamente, entendemos el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y eso no es así. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad no asusta y por eso la censuramos.

Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. El individuo que decide romper con la adicción a su pareja entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva, porque la relación interpersonal nos hace humanos . No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él. El desapego no es más que una elección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo.

Un adolescente que había decidido “desprenderse amando”, le envió una carta a su novia contándole la noticia, la cual ella devolvió en una pequeña bolsa de basura vuelta añicos.
Cito a continuación un trozo de la misma: “… Si estás a mi lado, me encanta, lo disfruto, me alegra, me exalta el espíritu; pero si no estás, aunque lo resienta y me hagas falta, puedo seguir adelante. Igual puedo disfrutar de una mañana de sol, mi plato preferido sigue siendo apetecible (aunque como menos), no dejo de estudiar, mi vocación sigue en pie y mis amigos me siguen atrayendo. Es verdad que algo me falta, que hay algo de intranquilidad en mí, que te extraño, pero sigo, sigo y sigo. Me entristece, pero no me deprimo. Puedo continuar haciéndose cargo de mí mismo, pese a tu ausencia. Te amo, sabes que no te miento, pero esto no implica que no sea capaz de sobrevivir sin ti. He aprendido que el desapego es independencia y ésa es mi propuesta… No más actitudes posesivas y dominantes… Sin faltar a nuestros principios, amémonos en libertad y sin miedo a ser lo que somos…”

¿Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia?
¿Por qué nos desconcierta tanto que nuestra pareja no sienta celos?
¿Realmente estamos preparados para una relación no dependiente? ¿Alguna vez lo has intentado?
¿Estás dispuesto a correr el riesgo de no dominar, no poseer y aprender a perder?

¿Alguna vez te has propuesto seriamente enfrentar tus miedos y emprender la aventura de amar sin apegos, no como algo teórico sino de hecho? Si es así, habrás descubierto que no existe ninguna contradicción evidente entre ser dueño o dueña de tu propia vida y amar a la persona que está a tu lado ¿verdad?

No hay incompatibilidad entre amar y amarse a uno mismo. Por el contrario, cuando ambas formas de afecto se disocian y desequilibran, aparece la enfermedad mental. Si la unión afectiva es saludable, la conciencia personal se expande y se multiplica en el acto de amar. Es decir, trasciende sin desaparecer.

Walter Risso - Amar o depender

enero 22, 2009

EL Horóscopo Chino

Hay muchas teorías acerca del origen de la astrología china y el zodiaco chino. A diferencia de la astrología occidental o india, ambas basadas en el movimiento del Sol, la Luna y los planetas a través del zodíaco, la Astrología China se relaciona con el antiguo calendario agrícola, que se basa en los complejos ciclos lunares y en un ciclo de sesenta años en la combinación de los planetas Saturno (ciclo de 60 años) y Júpiter (ciclo de 12 años).

Según cuenta una leyenda, una vez Buda convocó a todos los animales a reunirse con él antes de que partiera de la tierra. Después de conseguir la convocatoria, sólo fueron doce animales los que acudieron a la despedida y se les concedió a cada uno un año en la astrología china. Los doce años se organizan según el momento en que aparecieron los animales. El orden fue: Rata, Buey, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Carnero, Mono, Gallo, Perro y Cerdo.

La idea esencial detrás del horóscopo chino es que hay cinco elementos básicos que componen el universo. Estos cinco elementos: Agua, Madera, Fuego, Tierra y Metal, (en los aspectos Positivos y Negativos forman el ciclo de 10 años) cuando se los combina con los doce animales simbólicos del año (ciclo de 12 años) forman el sexagésimo año del ciclo (ciclo de 60 años), conocido también como el calendario lunar.

Cada uno de estos años está regido bajo la influencia de un animal simbólico. Todas las personas del mismo sexo nacidas bajo el mismo animal se cree que tienen las mismas influencias y los mismos rasgos de destino; esto significa que están dotados sobre los mismos rasgos del carácter, recursos y obligaciones, potencialidades y predisposiciones patológicas. Saber el año del nacimiento chino de una persona, por consiguiente, es tener acceso a las características principales de su personalidad y destino.

Los aspectos Positivos y Negativos están representados por el símbolo del Ying (Negativo)-Yang (Positivo) que expresa la esencia conceptual de la astrología china. Cabe menciona que no se consideran como opuestos entre sí, como en lucha, sino apoyándose mutuamente, como los lados izquierdo y derecho de un arco.

Del mismo modo que, por definición, un arco no puede existir sin poseer dos lados, de igual forma la realidad no puede existir sin los aspectos Positivo y Negativo. Así, la noche es Negativa, el día Positivo. La sexualidad femenina es Negativa y la masculina Positiva. La forma es Negativa, la fuerza es Positiva. El azúcar es negativo, la sal es Positiva, etc.

Signos del Horóscopo Chino:El Horóscopo chino se averigüa por el año de nacimiento. Busca en la tabla de signos tu año de nacimiento y descubre todo sobre ti mismo, conociendo el animal que te corresponde.

Rata: 1900, 1912, 1924, 1936, 1948, 1960, 1972, 1984, 1996, 2008.
Buey: 1901, 1913, 1925, 1937, 1949, 1961, 1973, 1985, 1997, 2009.
Tigre: 1902, 1914, 1926, 1938, 1950, 1962, 1974, 1986, 1998, 2010.
Conejo: 1903, 1915, 1927, 1939, 1951, 1963, 1975, 1987, 1999, 2011.
Dragón: 1904, 1916, 1928, 1940, 1952, 1964, 1976, 1988, 2000, 2012.
Serpiente: 1905, 1917, 1929, 1941, 1953, 1965, 1977, 1989, 2001, 2013.
Caballo: 1906, 1918, 1930, 1942, 1954, 1966, 1978, 1990, 2002, 2014.
Cabra: 1907, 1919, 1931, 1943, 1955, 1967, 1979, 1991, 2003, 2015.
Mono: 1908, 1920, 1932, 1944, 1956, 1968, 1980, 1992, 2004, 2016.
Gallo: 1909, 1921, 1933, 1945, 1957, 1969, 1981, 1993, 2005, 2017.
Perro: 1910, 1922, 1934, 1946, 1958, 1970, 1982, 1994, 2006, 2018.
Cerdo: 1911, 1923, 1935, 1947, 1959, 1971, 1983, 1995, 2007, 2019.